viernes, 28 de agosto de 2015

Al Aire Libro

Foto de Julian Gonzalez
Es poco usual que vaya tarde, sin embargo ésta es una de esas raras ocasiones en que voy tarde y que no me preocupa. Es un viernes gris y lluvioso, por la ventana del transmilenio veo la ciudad moverse con parsimonia, en una coreografía que parece aprendida: Los automóviles que se mueven lentamente por el tráfico, las personas con un paso sosegado que miran de un lado a otro mientras caminan, los gritos de los vendedores ambulantes, hombres de traje, en pocas palabras parece que el Centro de la ciudad une a todo tipo de personas, ricos, pobres, hombres, mujeres, jóvenes y viejos.

Algunas gotas de lluvia se posan sobre mi hombro, me apresuro a sacar la sombrilla de mi bolso mientras acelero el paso. ¿Cuántas personas habrán llegado? ¿Si llueve muy fuerte continuará el evento? El viento quemaba mis mejillas, el frio calaba hasta los huesos y por un breve instante dude en asistir. Iba a ser una tarde muy lluviosa y eso me preocupaba.

Foto de Julian Gonzalez
Caminar por la séptima es un espectáculo imposible de describir, hay una magia que pocos parecen apreciar, los libros que se encuentran en el piso tirados, de segunda mano y que es un espectáculo ver a las personas revisar, mirar con ojos que escrutan la veracidad de cada uno. Los músicos que alegran la tarde y que hacen que los transeúntes se paren a verlos, aplaudirlos y darles unas monedas. Los bailarines que suelen mostrar sus pasos y nos hacen pensar que es mejor no demostrar nuestros dotes porque sería muy vergonzoso.

La séptima tiene además la particularidad de hacerme feliz mientras camino, divisé el Teatro Jorge Eliecer Gaitan, había algunas personas, ninguna conocida, luego me fijé en que las personas estaban resguardándose de la lluvia, y unos más intrépidos estaban bajo la lluvia, había algunas sombrillas abiertas, al aire libro se estaba desarrollando, al parecer nada importaba que lloviera, lo importante era visibilizar a los lectores de todas las edades con libros en las manos, niños muy pequeños, vi a una dulce niña con las crónicas de Spiderwick, adolescentes escandalosas y que no paraban de hablar con libros de John Green, Jóvenes adultos leyendo en ingles a Murakami, al sur de la frontera al oeste del sol. Estaban los mayores que tenían en sus manos el Túnel.

En un espacio se reunieron diferentes lectores, con gustos diferentes, haciendo un fuerte llamado de una manera silenciosa, el grito de un lector con sus libros en las manos. Las personas que no sabían nada, se paraban a ver a esos seres extraños que dé pie leían. Sentí que fueron miles de horas las que pasaban, estaba en este mundo pero me encontraba en el del libro también.

Foto de Julian Gonzalez
Se escuchó la música que surgía de algún lugar y cual procesión iniciamos nuestro camino, con plegarias de los asistentes leyendo en voz alta fragmentos diferentes, entre susurros, gritos y música. Éramos una sola masa, una sola voz que se unía al inmenso cosmos. El camino era corto, nuestra meta la Biblioteca Nacional.

Una celebración, con música y bailes, la celebración de las letras, de la unión, del poder de los libros.

Las fotografías pertenecen a Julian Gonzalez 

2 comentarios :

  1. ¡Qué bonita entrada! y que bonito lo que los libros y la literatura hace, un saludo♥

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  2. Muy buen evento, que bien que ni la lluvia los frenara :)

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