Ayer comencé a leer un clásico, todos recordamos por
películas, o en dibujos animados. Algo queda muy claro, todos conocemos de que
se trata. La famosisima novela de Mary Shelley, una británica con estilo y
mucha imaginación.
La noche del 16 de junio de 1816, después de que Lord Byron y Percy B. Shelley discutieran largamente sobre la posibilidad de descubrir el principio vital de la naturaleza y transferirlo a un cuerpo inerte, Mary W. Shelley tuvo una memorable pesadilla sobre la visión de un monstruo creado por la ciencia humana. Éste sería el punto de partida de una de las obras más proféticas de la historia de la literatura: Frankenstein o el moderno Prometeo.
Sinopsis:
La novela narra la historia de Víctor Frankenstein, un joven suizo, estudiante de física y química en Ingolstadt, obsesionado por conocer "los secretos del cielo y la tierra". En su afán por desentrañar "la misteriosa alma del hombre", Víctor crea un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. El experimento concluye con éxito cuando Frankenstein, rodeado de sus instrumentos, infunde una chispa de vida al monstruoso cuerpo y es allí donde todas sus desgracias comienzan.
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